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sábado, 28 de mayo de 2011

Ensayo:“Todo para la escuela, muy poco para nosotras mismas”


El tiempo utilizado para nuestra labor como docentes nos absorbe día a día, este es un hecho que se debe a la gran cantidad de trabajo que tenemos y en todas las cosas a las que debemos estar al pendiente.

Además no solamente hay que pensar en lo administrativo como son las planificaciones, guías, pruebas, informes, etc., si no que en la relación que tenemos con nuestros alumnos y apoderados o en los conflictos que se puedan presentar dentro de la sala.

Pero sin todo este trabajo, creo que no nos sentiríamos identificados o identificadas como docentes, y si dejáramos de hacer todo esto, al final yo creo que lo extrañaríamos, porque el escuchar los gritos de los niños, contener a los más inquietos, curar a los más heridos, tomarles la lectura, practicar con ellos las tablas de multiplicar, revisar cuadernos y tareas, cobrar la cuota para la fiesta de fin de año, entrevistar apoderados… ¡y realizar cien mil cosas más! Son cosas a las cuales ya estamos acostumbradas y acostumbrados porque forman parte de nuestro trabajo diario.

En conclusión, nos es la cantidad de trabajo la que quizás muchos docentes critican, si no que exigimos una mejora en el sueldo el cual a veces no es equiparable a la cantidad de horas de aula, de planificación, de revisión de pruebas, de trabajos en casa, de las reuniones de apoderados, de las actividades extra programáticas, etc. etc. etc., y además necesitamos algo que no cuesta mucho dar, pero que siempre hemos estado esperando a que llegue… un reconocimiento y valoración como sociedad de nuestro trabajo como docentes.




Jocelyn Salazar

Ensayo:¿Cuántas almas ha envenenado o ha dejado confusas o empequeñecidas para siempre una maestra durante su vida?



Al pasar por la vida escolar vamos conociendo muchas personas, entre ellos muchos profesores de los cuales nos acordamos para bien o para mal, pero siempre el recuerdo mas presente que tenemos es del profesor que nos hizo quedar en ridículo o nos trato de una manera poco digna.
Recuerdo que en mis años de estudiante una profesora de manera muy sutil y no tratarnos de ignorantes por no saber responder a algunas de sus preguntas nos decía que eso es cultura general, y en ese instante se venía una pregunta a mi mente ¿Los profesores no están para guiarnos e instruirnos para la vida?
Cuando uno sale de la universidad lo hace con todo el ánimo de cambiar el mundo, sacar a nuestros alumnos adelante y que sean mejores personas, se buscan las estrategias la manera más adecuada de lograrlo y que los pequeños se sientan importantes, que son los mejores. Por lo tanto consideremos que algunos docentes que han marcado negativamente a sus alumnos son porque ya estarán aburridos de la profesión, ese amor, esa vocación se habrá esfumado con el paso de los años lo cual afecta su desempeño en el aula.
Entonces , qué pasa con aquellos niños en que su profesor ya no siente esa pasión con la cual empezó, es ahí donde comienzan los problemas y todos los descargos recaen en los alumnos a los cuales vamos marcando de forma negativa haciéndolos sentir abandonados en muchas ocasiones lo cual va repercutiendo en cada paso que dan, ese impacto los vas desmoralizando por lo tanto pierden el encanto de aprender tomando un rechazo a la escuela y encasillan a todos los profesores de malos porque ya quedo esa marca en sus almas.
En conclusión hay miles de maneras de marcar a un niño, podemos ser de esos profesores que   su mundo se sienta agotado en el pizarrón y en el aula de clase y simplemente sea borrado de la memoria o el que es cruel y negativo será recordado porque hicimos un mal  trabajo y acabará con las ganas de escuchar, de aprender y de confiar en las personas que debieron guiar sus caminos. Por  lo cual nuestra tarea es evitar dejar una huella negativa, debemos ser facilitadores  y no una piedra en el camino para nuestros alumnos, debemos tomar en cuenta que los niños nos ven como un modelo y que somos amigos, padre, madres y confidentes y debemos estar agradecidos por el pago de nuestro trabajo que es el más grande y es la sonrisa de nuestro alumnos.

 Andrea Pavez Contreras.

sábado, 30 de abril de 2011

Taller de Poesía


1.- Detectar y explicar tres hipogramas.

a) Cieno: Este hipograma refleja la suciedad de la ciudad, pero no de basura material más bien a la pobreza de espíritu que está presente en las personas y que se refleja en los paisajes de la ciudad.

b) Enjambre: Este hipograma, lo vemos desde dos puntos de vista. El primero desde una mirada en que la gente anda amontonada y hundida en sus propios pensamientos sin mirar alrededor la miseria que está presente en el lugar, y está preocupada de cosas superficiales o materiales. Y el segundo punto de vista, en que tomamos los verso que dice “a veces las monedas son enjambres furiosos, taladran y devoran abandonados niños”, nos hace pensar que estos niños podrían estar en la prostitución, ya que da la impresión de pobreza en la que ellos se encuentran, y que para poder subsistir y ganar dinero son devorados por una sociedad corrupta.

c) La luz: La luz está siendo sepultada o enterrada, es decir, toda esperanza en las personas es vaga y ya no se encuentra en simplezas de la vida. La falta de luz convierte a las personas y a la ciudad de Nueva York en un lugar de pobreza espiritual.

2.- Señale un posible modelo y explíquelo

Modelo Descriptivo:
Describe la ciudad de cómo está sumergida en la oscuridad y la falta de esperanza. Un lugar donde las personas viven llenas de angustia, negatividad y con sus almas y sueños sepultados en la oscuridad e individualidad, lo que no permite una comunión en paz en las personas que habitan esa gran ciudad como un espacio deshumanizado.

3.- Desarrolle una lectura del poema señalando una posible matriz.

A nuestro parecer el poema “La Aurora” tiene como matriz la falta de de armonía y solidaridad de individuos que están sumergidos en una sociedad capitalista y que ha olvidado la consideración con los más débiles.


Taller. "Literatura"

LA AURORA
(Federico García Lorca) 

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,  
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.




Presentación

¡Hola!

Bienvenidos a nuestro blog el que contará con información sobre Literatura Infantil 









                        Blog creado por Andrea Pavez y Jocelyn Salazar